“En el budismo se llama a la noción de una identidad fija “el apego o aferramiento
al yo”. Esa es la forma en que tratamos
de poner tierra firme bajo
nuestros pies, en un mundo siempre
cambiante. La práctica de la meditación
comienza a erosionar esa fijación, esa identidad fija. Al sentarse a meditar, empiezas a verte
con más claridad,
y te das cuenta de cómo estás apegado a tus
opiniones acerca de ti mismo. A
menudo el primer golpe a la identidad
fija es precipitada por una
crisis. Cuando las cosas se caen
a pedazos en tu vida, sientes como
si todo tu mundo se derrumbara.
Pero en realidad es tu identidad fija la que se desmorona. Y como Chögyam
Trungpa nos decía, eso es motivo de celebración.”
Por la maestra budista Pema Chodron, “Vivir bellamente con la incertidumbre y el
cambio”