Investigadores de la Universidad de Wisconsin han llamado
al monje budista francés –de la tradición tibetana– y genetista molecular
Matthieu Ricard “el hombre más feliz del mundo”.
Durante la última década, a instancias del Dalai Lama y neurocientíficos
prominentes en el campo de la neuroplasticidad, Ricard se ha unido a muchos
otros practicantes de meditación avanzados en la investigación sobre el efecto
del entrenamiento de la mente y la meditación en el cerebro. Además
, meditadores “principiantes” han participado en los estudios que requirieron un
compromiso de tiempo de 30 minutos de meditación al día durante tres meses.
En ambos casos, los resultados del estudio indican que la
meditación regular puede producir cambios en la función y estructura del
cerebro de uno, lo que es un hallazgo muy alentador en sí mismo.
Sin embargo, lo que hizo que el caso de Ricard sea más notable
es que cuando los investigadores pusieron 256 sensores sobre el cráneo de
Ricard mientras que él se dedicaba a la meditación, un mayor nivel de rayos gamma
en el cerebro –asociado con la atención , el aprendizaje y la memoria, y la
conciencia –demostró un nivel de
felicidad que nunca se había registrado antes.
Además la resonancia magnética funcional reveló que
Ricard experimentó niveles extremadamente altos de emociones positivas
(felicidad), y emociones negativas insignificantes.
Ricard se formó como biólogo celular con un premio Nóbel
de Medicina en Francia, y luego se trasladó a la cordillera del Himalaya en
1972 para estudiar el budismo.
Así que tal vez vale la pena escuchar lo que Ricard tiene
que decir sobre el tema de la felicidad:
1. La
felicidad es un trabajo interno.
Según Ricard “La felicidad es un estado de plenitud
interior, no la satisfacción de los deseos inagotables de cosas externas”. En
otras palabras, no es la casa, el auto, o la relación perfecta lo que produce
la verdadera felicidad. Incluso
si tales situaciones producen placer momentáneo, en cualquier momento las cosas
pueden cambiar, haciendo de esto una situación precaria por cierto. Como
explica Ricard, “Si usted confía en sólo las circunstancias exteriores a fin de
mejorar su estado de ánimo, entonces por supuesto que va a sufrir”.
2. La
felicidad puede abarcar otras emociones comúnmente asociadas con el malestar.
Ricard cree que la verdadera felicidad depende en gran
medida del desarrollo de la paz interior, la fuerza interior, el amor altruista,
y la tolerancia. Como
resultado vamos a estar más en sintonía con las apremiantes necesidades de las otras
personas. “La
tristeza no es incompatible con la felicidad, porque la felicidad no es sólo
una sensación agradable. La tristeza puede ayudarle a
sentir compasión. Incluso
cuando estás triste, puedes seguir haciendo cosas maravillosas”.
3. La
felicidad puede ser nutrida si no nos dejamos enredar en las emociones
negativas.
Ricard declara que, "La ira es una emoción
destructiva, que nos reduce a ser como títeres. En
lugar de identificarse con la ira, hay que reconocer que no somos la rabia, así
como sabemos que las nubes no son el cielo. Si Ud. sólo quiere suprimir el
enojo será como una bomba de tiempo. En su lugar, ponemos
atención a la ira y dejamos que se desvanezca. Cuando dejas de alimentar
un fuego, éste muere lentamente”.
4. La
felicidad se desarrolla a través de la meditación y el entrenamiento mental.
Al igual que muchos otros investigadores en el campo de
la neuroplasticidad que han encontrado que el cerebro tiene la capacidad de
cambiar a lo largo de la vida de uno, según las experiencias y el
comportamiento de uno, Ricard cree que cualquiera puede entrenarse hacia una
mayor felicidad a través de la meditación: “La meditación no es sólo tener una experiencia
momentánea de contento. Cambia completamente tu cerebro”. Sin
embargo, dice Ricard: “La felicidad es una habilidad que requiere tiempo y
esfuerzo”. Ricard
recomienda varias maneras de entrenar la mente, como la reducción del estrés
basada en la atención.
5. La felicidad se encuentra a
través de ayudar a los otros.
Ricard reconoce que nuestra felicidad no es inmune a los
acontecimientos negativos externos, pero la verdadera felicidad nos permite
responder con eficacia. “A
diferencia del placer, la felicidad
genuina puede estar influida por las circunstancias, pero no depende de ellas. En
realidad, nos da los recursos internos para afrontar mejor esas circunstancias.
No estamos apartados meditando en alguna montaña (o en la sala de nuestra casa),
alejados de los acontecimientos del
mundo. En
cambio, si está profundamente arraigada, la felicidad duradera nos hace actuar
y tomar las medidas adecuadas. Dice
Ricard, “La razón última de la meditación es transformarnos a nosotros mismos
con el fin de estar en mejores condiciones para transformar el mundo”.
Bibliografía: “En Defensa de la Felicidad”, por Matthieu Ricard
Bibliografía: “En Defensa de la Felicidad”, por Matthieu Ricard
Artículo por la Dra Rachel Fintzy , MA , MFT, Publicado
en http://blogs.psychcentral.com/cultivating-contentment/2013/06/lessons-from-the-happiest-man-on-earth/