El ser humano siempre está
buscando la Felicidad, pero tiene una visión limitada de cómo encontrarla y la
busca, frecuentemente, tan sólo por medios exteriores: prosperidad, fama,
afecto, salud, etc. Pero, ¿Cómo nos sentimos por dentro? ¿Aburridos? ¿Sin
brújula? ¿Perdidos?
Necesitamos cultivar, desarrollar
y nutrir una Felicidad interior, que subsista a pesar de las circunstancias
exteriores negativas. ¿Quién soy yo? ¿Cuál es mi misión? ¿Cuál es el sentido de
la vida? ¿Para qué vivo? ¿Cómo integrar las inteligencias racional y emocional? ¿Cómo lograr
experiencias espirituales expresadas en estados de elevado bienestar?
La Inteligencia Espiritual también es llamada Consciencia
Pura, o simplemente consciencia, Inteligencia Profunda, o Inteligencia
Trascendente. Más aún, Inteligencia de la Completud, o sin más, Plenitud.
El ser humano tiene tres inteligencias, la racional, la emocional y la espiritual, o consciencia. Vamos a referirnos aquí a la espiritual.
El producto de la Inteligencia de la Plenitud es la felicidad, y carecer de ella es lo que causa nuestra infelicidad.
Es verdada que sufres, pero recuerda que hay una dimensión de Plenitud más allá, hay un Trasfondo que es un espacio de descanso, de Plenitud, de contento, de ausencia de carencia, de verdadera y duradera felicidad. Conocerlo es tener Inteligencia Espiritual, conocimiento de la Consciencia Pura, lo que da libertad y tranquilidad.
Detrás de la personalidad habitual hay un espacio pleno y claro, inteligente, que no experimenta sensaciones de carencia, que no se aferra ansiosamente a nada porque no le falta nada, que no se identifica con ninguna limitación, que está completo. Conocerlo y vivir y operar desde allí podría permitir que no se caiga en confusión y así se eviten errores y defectos.
Conocer nuestro aspecto completo facilitará el trabajo psicológico de comprensión de nuestras carencias y hará posible hacer el trabajo que permita desarrollar virtudes y capacidades. Esto facilitará y permitirá que se amplíen los límites de la personalidad, y hará posible el consolarnos, devolvernos la confianza, sentirnos bien con nosotros mismos, reconocer nuestra bondad y valía natural.
El desarrollo de la Inteligencia Espiritual permite mejorar la Inteligencia Racional, al darnos más comprensión y dotarnos de una perspectiva más amplia basada en una mayor consciencia, una mayor serenidad, que permita más claridad y tomar mejores decisiones. La racionalidad se verá apoyada por la facultad intuitiva, lo que hará posible la creatividad. Si se carece de la Inteligencia de la Plenitud, eso limitará, incluso, nuestra capacidad de análisis y la anticipación de las consecuencias de nuestros comportamientos.
El desarrollo de la Inteligencia Espiritual hará posible ejercer una mejor Inteligencia Emocional, al hacernos saber que no hay carencia, y que, por lo tanto, la ansiedad no tiene razón ni el apego, ni el rechazo, bajo cualquiera de sus formas: cólera, envidia, vergüenza o depresión. La Inteligencia Espiritual dará un mayor espacio para que se desarrolle, con esfuerzo y dedicación, la reflexión y la madurez, al permitirnos ser más profundos.
Si descubres la Inteligencia Espiritual y te familiarizas con ella, las pasiones/padecimientos se verán como menos absorbentes, menos condicionantes, menos sólidos, y tendrán menos fuerza. No ellos te harán sufrir tanto, ni tú harás sufrir tanto a otros, y podrás tener más claridad y espacio para cambiar, mejorar, beneficiar, en vez de dañar.
La Inteligencia de la Plenitud es una experiencia, que debe ser descubierta y vivida, más que comprendida racionalmente.
Un medio para hacerlo y desarrollar la Inteligencia de la Plenitud es la meditación, la cual, mediante la relajación corporal, emocional y conceptual, nos permite soltar nuestra rígida estructura de control para abrirnos a nuestra propia condición ilimitada.
Y entonces así, podemos permitirnos ser más felices.
El ser humano tiene tres inteligencias, la racional, la emocional y la espiritual, o consciencia. Vamos a referirnos aquí a la espiritual.
El producto de la Inteligencia de la Plenitud es la felicidad, y carecer de ella es lo que causa nuestra infelicidad.
Es verdada que sufres, pero recuerda que hay una dimensión de Plenitud más allá, hay un Trasfondo que es un espacio de descanso, de Plenitud, de contento, de ausencia de carencia, de verdadera y duradera felicidad. Conocerlo es tener Inteligencia Espiritual, conocimiento de la Consciencia Pura, lo que da libertad y tranquilidad.
Detrás de la personalidad habitual hay un espacio pleno y claro, inteligente, que no experimenta sensaciones de carencia, que no se aferra ansiosamente a nada porque no le falta nada, que no se identifica con ninguna limitación, que está completo. Conocerlo y vivir y operar desde allí podría permitir que no se caiga en confusión y así se eviten errores y defectos.
Conocer nuestro aspecto completo facilitará el trabajo psicológico de comprensión de nuestras carencias y hará posible hacer el trabajo que permita desarrollar virtudes y capacidades. Esto facilitará y permitirá que se amplíen los límites de la personalidad, y hará posible el consolarnos, devolvernos la confianza, sentirnos bien con nosotros mismos, reconocer nuestra bondad y valía natural.
El desarrollo de la Inteligencia Espiritual permite mejorar la Inteligencia Racional, al darnos más comprensión y dotarnos de una perspectiva más amplia basada en una mayor consciencia, una mayor serenidad, que permita más claridad y tomar mejores decisiones. La racionalidad se verá apoyada por la facultad intuitiva, lo que hará posible la creatividad. Si se carece de la Inteligencia de la Plenitud, eso limitará, incluso, nuestra capacidad de análisis y la anticipación de las consecuencias de nuestros comportamientos.
El desarrollo de la Inteligencia Espiritual hará posible ejercer una mejor Inteligencia Emocional, al hacernos saber que no hay carencia, y que, por lo tanto, la ansiedad no tiene razón ni el apego, ni el rechazo, bajo cualquiera de sus formas: cólera, envidia, vergüenza o depresión. La Inteligencia Espiritual dará un mayor espacio para que se desarrolle, con esfuerzo y dedicación, la reflexión y la madurez, al permitirnos ser más profundos.
Si descubres la Inteligencia Espiritual y te familiarizas con ella, las pasiones/padecimientos se verán como menos absorbentes, menos condicionantes, menos sólidos, y tendrán menos fuerza. No ellos te harán sufrir tanto, ni tú harás sufrir tanto a otros, y podrás tener más claridad y espacio para cambiar, mejorar, beneficiar, en vez de dañar.
La Inteligencia de la Plenitud es una experiencia, que debe ser descubierta y vivida, más que comprendida racionalmente.
Un medio para hacerlo y desarrollar la Inteligencia de la Plenitud es la meditación, la cual, mediante la relajación corporal, emocional y conceptual, nos permite soltar nuestra rígida estructura de control para abrirnos a nuestra propia condición ilimitada.
Y entonces así, podemos permitirnos ser más felices.