En una exclusiva
primera entrevista publicada por la revista The Lion’s Roar el 27 de Noviembre
de 2015, Mingyur Rinpoche revela lo
que sucedió durante sus cuatro años como un yogi errante.
Ya en marzo de
2012, The Lion’s Roar (antes Shambhala Sun) publicó “El Errante” ("The
Wanderer"), sobre los planes secretos del maestro budista tibetano Yongey Mingyur Rinpoche de desaparecer y
pasar lo que serían cuatro años de largo retiro errante (traducido al
castellano por este blog el 21 de Marzo del 2012 –ver etiqueta Pánico). A
principios de Noviembre del 2015 llegó la noticia de que había regresado. Entrevista
exclusiva, realizada por estudiantes de Mingyur Rinpoche inmediatamente después
de que reapareció:
Rinpoche, qué le dio la idea de hacer este
tipo de retiro errante, viviendo en las calles con los ascetas sadhus de la
India y meditando en cuevas en los Himalayas?
Yo ya había hecho
un retiro tradicional de tres años, pero desde pequeño había tenido un fuerte
deseo de hacer una especie de retiro errante. Me gustan las montañas, me gustan
las cuevas, y he estado muy inspirado por los grandes meditadores del pasado y
algunos de mis propios maestros, como Nyoshul
Khen Rinpoche, que han hecho retiros como este.
¿Por qué no le dijo a nadie lo que estaba
planeando hacer?
Mi padre, Tulku Rinpoche Urgyen, me dijo que él
había querido irse y hacer un retiro solitario errante como este. Pero cuando trató de
hacerlo, sus estudiantes le pidieron regresar a su monasterio y sus profesores
le animaron a quedarse allí. Él me dijo que si yo realmente quería hacer esto,
no debería decirle a nadie sobre esto. Él dijo: "No se lo digas a nadie lo
que has estado haciendo hasta que vuelvas".
¿Qué se siente de pasar de ser un
importante maestro budista que vive en la comodidad de un monasterio a ser un
asceta (sadhu) anónimo, como los yogis hindúes ascéticos que mendigan y viven
en la calle de la India?
Yo tenía una
fuerte determinación de estar en las calles, pero fui ingenuo en pensar que
podría vivir en las calles de inmediato. Me tomó un tiempo. Renunciar a mi
identidad como un monje era otra cosa, y por supuesto que también tuve que dejar
ir mi deseo de comodidad, comida y las necesidades básicas de la vida, incluso
el deseo de estar a salvo. Fue una buena manera de practicar mi meditación de
dejar ir.
¿Cuál fue la mejor experiencia que
tuvo?
En realidad, fue
una experiencia cercana a la muerte que tuve en Kushinagar, el lugar sagrado donde el Buda murió, poco después de que
empecé mi retiro. Me puse muy enfermo con vómitos y diarrea, y una mañana mi
salud estaba tan mal que yo estaba seguro de que iba a morir.
Cuando me
enfermé, sentí como que pasé a través como de una pared de sólido apego a mi
cuerpo, mi comodidad, mis hábitos de monje, e incluso la idea de ser Mingyur Rinpoche. Poco a poco lo dejé
ir, lo solté, solté, solté. Al final, incluso me dejé a mí mismo. Pensé:
"Si voy a morir, está bien. Si voy a morir, no hay problema". En ese
momento, ya no tuve ningún miedo.
Tuve una especie
de disolución, como lo llaman en los textos, y perdí contacto con mi cuerpo
físico por completo. Luego tuve una experiencia maravillosa. No había ningún
pensamiento, ninguna emoción, ningún concepto, ningún sujeto ni objeto. La mente
era clara y despierta, como un cielo azul con el sol brillando, transparente y
que todo lo penetra. Es muy, muy difícil de describir. No puedo realmente ponerlo
en palabras.
Entonces en un
momento dado tuve el pensamiento: “Está bien, este no es el momento para mí de
morir”. Esto de alguna manera estaba relacionado con la mente de compasión.
Entonces pude sentir mi cuerpo otra vez y abrí los ojos. Me puse de pie para
conseguir un poco de agua y de repente perdí el conocimiento y me desplomé. Me
desperté en una clínica local, donde se me administraba glucosa por una vía en el
brazo. Al día siguiente, me recuperé y salí de la clínica.
¿Qué pasó después?
Después de esta
experiencia, mi mente se sentía muy fresca, y mi meditación realmente mejoró.
Pude apreciarlo todo. Toda resistencia se había ido, y me sentí como uno con el
medio ambiente. Podía seguir en las calles y regocijarme en todo. No me enfrenté
a grandes problemas después de eso.
¿Cómo fueron los años restantes de su
retiro?
En los veranos
me iba a los Himalayas, a los lugares de peregrinación budista como Tso Pema y Ladakh, y en el invierno me gustaba bajar a las llanuras y pasar mi
tiempo en lugares sagrados hindúes y budistas en la India y las planicies bajas
Terai del Nepal.
La mejor parte
fue poder viajar libremente, sin ningún compromiso u horario. Fue una
completa libertad, como un pájaro que vuela en el cielo. Por supuesto, no es
que no tuviese miedo. Yo estaba en las calles, y a veces se me acababa el dinero.
Mendigaba, y la gente me daba un poco de dinero o comida. Otras veces me decían
simplemente desaparece.
Mantuve mi
práctica de meditación muy simple. No hacía ningún gran ritual, y sólo llevaba
un par de textos conmigo. En algunas cuevas, ni siquiera tenía un altar o una
imagen del Buda. Era muy simple.
Ahora que está de vuelta, ¿cómo cambiará esta
experiencia su forma de enseñar?
Quiero enseñar
en un estilo más vivencial –no simplemente la meditación y la práctica, sino
también el comportamiento y la conducta. Visión, meditación y conducta –los tres
juntos son muy importantes. Tal vez en el pasado he puesto más énfasis en la
visión y la meditación. Ahora quiero hacer hincapié en cómo la meditación puede
transformar nuestra vida día a día. El intelecto, el corazón y el
comportamiento –los tres juntos.
Siento que la
felicidad se encuentra en realidad en el aprecio y la alegría. Todo es un despliegue
de la claridad, el amor y la sabiduría. Esto se relaciona con la visión
principal del budismo Vajrayana: que todos somos budas. Esta naturaleza
iluminada no está sólo dentro de ti. Está en todas partes. Puedes verlo y
apreciarlo. Esa es la principal causa de la felicidad –la gratitud y el aprecio.
Este retiro
errante ha sido el mejor tiempo de mi vida. Yo había estado meditando durante
muchos años, y por supuesto era considerado un profesor de meditación, pero
todavía tenía un orgullo sutil, un ego sutil.
Ahora, a través de esta experiencia, siento que soy libre como un ave volando alto en el cielo. Soy libre y puedo
volar por todas partes.
(Eso no quiere
decir que yo pueda volar, ¿de acuerdo? ¡No creo que pueda volar!)
Traducido por Juan José Bustamante