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Un encuentro con la Mente Luminosa, sin causalidad ni esfuerzo, la realidad de la consciencia, vista como la luz de la mente, aquello que nos permite sentir y conocer.
Curso sobre Filosofía Budista en la Universidad Católica, Centro de Estudios Orientales, desde el 12 de Septiembre 2018, los Miércoles de 1.30-3 pm, campus de la Av. Universitaria, San Miguel.
Inscripción hasta el Viernes 7 de Septiembre. http://ceo.pucp.edu.pe/ . Tlf. 6262867
Seminario sobre el texto del Budismo del Tíbet del siglo XIV llamado “El Tesoro de los Fenómenos, Dharmadhatu” (Chos dbyings mdzod) escrito por el gran maestro de la enseñanza Dzogchén del Budismo Tibetano, Longchenpa (Longchen Rabjam).
Ir más allá del esfuerzo y de la causalidad
“En la naturaleza de la mente, la mente luminosa*, no se tiene que recurrir necesariamente a una visión, a una meditación, a un entrenamiento. En la realidad pura que es la espontaneidad del ahora, ya estamos libres. La naturaleza de toda práctica es la mente luminosa misma, que va hacia la espaciosidad prístina de la realidad mental, porque el sol está siempre brillando en la espaciosidad de la mente, sin importar el velo de lo aparente.
“La supremacía de todos los enfoques, sin el esfuerzo de los caminos graduales ni la orientación a las metas, es el corazón de la realidad trascendente de la mente -el vajra, ese maravilloso y sublime secreto que todos compartimos, el ápice que es la suprema e inmutable clara luz, celebrada como la revelación del corazón luminoso. No se podría aspirar a purificar la mente, si es ya consciencia prístina.
“La visión suprema no recurre al esfuerzo discriminante, pues en realidad el encuentro directo con la esencia es inescapable -la consciencia auto-surgida es la naturaleza de la mente luminosa. No es necesario buscarla tan lejos ni tan desesperadamente. Simplemente quédate en ti mismo. No la encontrarás en ningún otro lugar”.
* Decir que la mente es luminosa es una metáfora de la pureza natural de la mente, sin causa. No puede ser cosificada, objetivada, localizada, es inefable y más allá de la ideación. Es como “la espaciosidad del cielo”. No puede ser verbalizada en toda su dimensión, desafía toda ilustración y descripción.
No obstante la mente piensa, percibe, siente, concretamente. Todo lo que surge en ella es como su creatividad, es como una matriz que da a luz una vasta expansión de contenidos latentes. |
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