El
Dalai Lama, en ‘El Arte de la Felicidad’:
»Aunque es posible alcanzar la
felicidad, ésta no es algo simple. Existen muchos niveles. En el budismo, por
ejemplo, se hace referencia a los cuatro factores de la realización o
felicidad: riqueza, satisfacción mundana, espiritualidad e iluminación. Juntos,
abarcan la totalidad de las expectativas de felicidad de un individuo.
Dejemos de lado por un momento
las más altas aspiraciones religiosas o espirituales, como la perfección y la
iluminación, y abordemos la alegría y la felicidad tal como las entendemos desde
una perspectiva mundana. Dentro de este contexto, hay ciertos elementos clave
que contribuyen a la alegría y la felicidad. La buena salud, por ejemplo, se
considera un elemento necesario de una vida feliz. Otra fuente de felicidad son
nuestras posesiones materiales o el grado de riqueza que acumulamos. Y también
tener amistades o compañeros. Todos reconocemos que, para disfrutar de una vida
plena, necesitamos de un círculo de amigos con los que podamos relacionamos
emocionalmente y en los que podamos confiar.
Todos estos factores son, de
hecho, fuentes de felicidad. Pero para que un individuo pueda utilizarlos
plenamente con el propósito de disfrutar de una vida feliz y realizada, la
clave se encuentra en el estado de ánimo. Es lo esencial.
Si utilizamos de forma positiva
nuestras circunstancias favorables, como la riqueza o la buena salud, éstas
pueden transformarse en factores que contribuyan a alcanzar .una vida mas
feliz. Y, naturalmente, disfrutamos de nuestras posesiones materiales, éxito,
etcétera. Pero sin la actitud mental correcta, sin atención a ese factor, esas
cosas tienen muy poco impacto sobre nuestros sentimientos a largo plazo.
Si por ejemplo se abrigan
sentimientos de odio o de intensa cólera, se quebranta la salud, destruyendo así
una de las circunstancias favorables. Cuando uno se siente infeliz o frustrado,
el bienestar físico no sirve de mucha ayuda. Por otro lado, si se logra
mantener un estado mental sereno y pacífico, se puede ser una persona feliz
aunque se tenga una salud deficiente.
Aun teniendo posesiones maravillosas,
en un momento intenso de cólera o de odio nos gustaría tirado todo por la
borda, romperlo todo. En ese momento, las posesiones no significan nada. En la
actualidad hay sociedades materialmente muy desarrolladas en las que mucha
gente no se siente feliz. Por debajo de la brillante superficie de opulencia
hay una especie de inquietud que conduce a la frustración, a peleas
innecesarias, a la dependencia de las drogas o del alcohol y, en el peor de los
casos, al suicidio. No existe, pues, garantía alguna de que la riqueza pueda
proporcionar, por sí sola, la alegría o la satisfacción que se buscan. Lo mismo
cabe decir de los amigos. Desde el punto de vista de la cólera o el odio, hasta
el amigo más íntimo parece glacial y distante.
Todo esto muestra la tremenda
influencia que tiene el estado mental sobre nuestra experiencia cotidiana. Por
tanto, debemos tomamos ese factor muy seriamente.
Así pues, dejando aparte la
perspectiva de la práctica espiritual, incluso en los términos mundanos del
disfrute de la existencia, cuanto mayor sea el nivel de calma de nuestra mente,
tanto mayor será nuestra capacidad para disfrutar de una vida feliz.
Debería señalar que cuando
hablamos de un estado mental sereno, de paz mental: no debiéramos confundido
con un estado mental insensible y apático. Tener un estado mental sereno o
pacífico no significa permanecer distanciado o vacío. La paz mental o el estado
de serenidad de la mente tiene sus raíces en el afecto y la compasión, y supone
un elevado nivel de sensibilidad y sentimiento.
Cuando se carece de la
disciplina interna que produce la serenidad mental no importan las posesiones o
condiciones externas, ya que estas nunca proporcionarán a la persona la
sensación de alegría y felicidad que busca. Por otro lado, si se posee esta
cualidad interna la serenidad mental y estabilidad interior, es posible tener
una vida gozosa, aunque falten las posesiones materiales que uno consideraría
normalmente necesarias para alcanzar la felicidad.»
Inteligencia Emocional ante la Incertidumbre. Seminario de Meditacion
Los Miércoles desde 28 de Septiembre 2011, 7 a 9
pm
Los Sábados desde 1ro de Octubre, 10.30 a 12.30 del día
Los Sábados desde 1ro de Octubre, 10.30 a 12.30 del día
En el Instituto Peruano de Estudios Budistas,
Calle Enrique Palacios 1125- C, Miraflores, por el Prof. Juan José
Bustamante, Prof. de la Universidad Catolica del Perú.