El propósito fundamental de nuestra vida es
buscar la felicidad. Todos buscamos algo mejor en la vida. Se puede alcanzar la
felicidad mediante el entrenamiento de la mente.
Por mente no se entiende sólo la capacidad
cognitiva o el intelecto. La palabra tibetana para mente, Sem, se acerca más a psique, ‘espíritu’, e incluye intelecto y emociones,
corazón y cerebro.
Al imponer una cierta disciplina interna,
podemos experimentar una transformación de nuestra actitud, de nuestra
perspectiva y enfoque en la vida.
Uno empieza por identificar aquellos factores
que conducen a la felicidad, y los que llevan al sufrimiento. Luego es
necesario eliminar gradualmente los factores que llevan al sufrimiento mediante
el cultivo de de los que llevan a la felicidad. Ese es el camino. Más que poner
esfuerzo en quitarse los negativos, cultivar los positivos.
La búsqueda y el alcance de la felicidad
personal no conducen al egoísmo y al ensimismamiento, se ha demostrado que al
contrario produce beneficios para la familia y el conjunto de la sociedad.
De
‘El Arte de la Felicidad’ por SS el Dalai Lama