Uno se aferra a alguien muy particular. Y se olvida la felicidad que
podría dar la Plenitud. La única felicidad es interior, todas las otras
felicidades sólo son reflejos de la interior. Uno se aferra a las cosas/
personas/ situaciones que le hacen sentir bien porque te ponen en contacto –parcialmente–
con tu Plenitud interior.
Y uno cree que el único contacto posible con la Plenitud es a través de
esas cosas/ personas/ situaciones. Esa búsqueda es válida, pero siempre será
dependiente de algo exterior. Y es parcial/ fragmentaria. Se limita al tamaño/
modalidad/ intensidad de la cosa/ persona/ situación.
La búsqueda de la Felicidad a través de la multiplicidad –el mundo con
sus diez mil cosas– agota, es irse por las ramas, es no distinguir las raíces ni el tronco del árbol de la Felicidad.