sábado, 18 de febrero de 2012

Meditación de Atención Plena y Concentración



Artículo aparecido en inglés en la revista Tricycle, Winter 2002 como ‘A Refuge into Being. Q & A in meditation’ . Por Martine Batchelor, autora de “La Meditación para la vida”,  fue una monja Zen en Corea por diez años, y ahora es casada y enseña meditación.

Cuando se medite sobre un objeto específico, como la respiración, ese objeto ayudará a desarrollar la concentración, y la concentración permitirá cultivar una mente tranquila y espaciosa. Pero se debe tener cuidado de no enfocar la atención demasiado en el objeto, ya que esto puede limitar la práctica. Se debe mantener su enfoque principal en el objeto de meditación, pero tratar de hacerlo con una conciencia muy abierta. Cuando se atienda a la respiración, por ejemplo, permitirse ser también consciente de lo que está sucediendo en y alrededor de uno. Ser consciente de los sonidos, los pensamientos, sensaciones, sentimientos, pero sin quedarse fijado en ellos, sin aferrar nada, ni rechazar ninguna de estas cosas.

Cuando se medita sin un objeto específico, se está tratando de estar al tanto de todo lo sucede  en ese momento, sin fijación. Simplemente se nota lo que surja, en el mundo o en la mente, con una conciencia que no discrimina. Esta práctica de conciencia abierta puede ayudar a ser tranquilo y espacioso, sin embargo, se debe tener cuidado de no llegar a ensoñar. Hay que estar alerta, quieto, y presente. Esto requiere de energía, dedicación y confianza en la práctica y en la propia naturaleza despierta, o ‘naturaleza de buda’ en ese momento.

También se debe tener cuidado de no identificar la meditación exclusivamente con la concentración [que busca sólo calmar la mente, llamada meditación Shamatha]. También es esencial cultivar la investigación o meditación analítica [no se trata de un análisis racional sino por una observación aguda y penetrante de los fenómenos, en silencio interior. También se le llama meditación  de Atención Plena, Vipasyana (o Vipassana) o Lhagthong]. Esta es la meditación que se apoya en aquella cualidad de la mente que observa y ve clara y directamente [sin inferencias lógicas] la naturaleza transitoria y condicionada de la realidad [Todo cambia, todo depende de causas y condiciones]. 

Ya sea que se esté  enfocando en un objeto específico o no, el cultivo de la investigación requiere profundizar e investigar la naturaleza de cada fenómeno en el propio  campo de conciencia. Ya se trate de la respiración o de un sonido o de un pensamiento, cada cosa puede ser vista como condicionada y en constante cambio.
Es esencial que ambas meditaciones se cultiven juntas y en armonía, usando los elementos tanto de la concentración como de la investigación. La concentración dará estabilidad,  quietud y espaciosidad. La investigación traerá un estado de alerta, intensidad, brillo y  claridad. Combinados, ayudarán a desarrollar la conciencia creativa, la capacidad de aplicar  una mente meditativa a todos los aspectos de la vida diaria. De esta manera la meditación se convierte tanto en refugio y en formación: un refugio en el ser, y un entrenamiento en el  hacer.

En la tradición del zen coreano hay un método de meditación que utiliza la pregunta "¿Qué es esto?" a fin de cultivar la concentración y la investigación juntas. Cuando uno se sienta o camina y medita, se pregunta "¿Qué es esto?". La repetición de esta pregunta se desarrolla en  concentración [sin análisis racional ni elaboración discursiva], ya que esto nos regresa a la plena conciencia del momento presente. Tan pronto como se da cuenta de la distracción por sucesos pasados, las ansiedades acerca del presente, o por sueños futuros, uno pregunta "¿Qué es esto?" [pero no se responde con palabras, se queda observando atentamente lo que se siente, sin comentario ni juicio alguno]. De esta manera el poder del cuestionar disuelve la  distracción.

Uno no repite esta pregunta como un mantra [ni siquiera como una pregunta normal, que busca una respuesta], sino con un profundo sentido de cuestionamiento. Esto no es una tarea analítica o intelectual [sino de tratar de comprender algo por la simple observación]. (Hay que tener cuidado de no hacer la pregunta con la cabeza, sino con todo el cuerpo; a veces se recomienda hacerlo con la parte baja del abdomen). Uno no se pregunta sobre un tema específico, ni se está buscando una respuesta específica. Lo que se está haciendo es preguntarse meditativamente,  a partir de la experiencia, abriéndose a momento presente completo [al preguntarse, la distracción desaparece], al aspecto cuestionable y misterioso de la vida misma y al lugar de uno en ella. Estás preguntándolo, porque realmente no lo sabes.

Al igual que con la meditación sobre la respiración, la pregunta es el objeto principal de la concentración, pero es preguntada con una conciencia totalmente abierta. Este tipo de meditación ayuda a estar centrado y conectado a tierra, pero abierto y espacioso al mismo tiempo. Ayudará a ser más flexibles y creativos mediante el aflojamiento de los aferramientos y las fijaciones. Tu corazón se abrirá en una manera sabia y compasiva a ti mismo y a la vida en todos sus aspectos extraordinariamente diversos.

Traducido y editado por Juan José Bustamante