Por Dilgo Khyentse Rinpoche
Todos
los fenómenos aparecen como únicos, pero
son parte de un patrón en continuo cambio. Estos
patrones vibran con sentido y significado en cada momento, y sin embargo no hay
un significación que darles a tales significados, más allá del momento en el
que se presentan.
Esta es la danza de los cinco elementos, en la cual la materia es un
símbolo de la energía, y la energía es un símbolo de la vacuidad. Somos un símbolo de nuestra
propia iluminación.
Sin ningún esfuerzo o necesidad de la práctica que sea, la liberación o la iluminación ya está aquí.
La práctica cotidiana de Dzogchén es sólo la vida cotidiana en sí.
Sin ningún esfuerzo o necesidad de la práctica que sea, la liberación o la iluminación ya está aquí.
La práctica cotidiana de Dzogchén es sólo la vida cotidiana en sí.
Puesto que el estado de subdesarrollo no existe en ningún ser humano, no
hay necesidad de comportarse de alguna manera especial o ni de hacer ningún intento
de alcanzar algo por encima y más allá de lo que realmente ya eres.
No debe haber ningún sentimiento de esfuerzo para llegar a alguna 'meta
increíble' o un "Estado avanzado". Luchar por tal
estado es una neurosis que sólo nos condiciona y sirve para obstruir el libre
flujo de la Mente.
También debemos evitar pensar en nosotros mismos como personas sin valor –somos por naturaleza libres y no condicionados. Estamos intrínsecamente iluminados y no nos falta nada. Al involucrarnos en la práctica de meditación, debemos sentir que es tan natural como comer, respirar y defecar. No debería convertirse en un evento especializado o formal, inflado ni con seriedad ni solemnidad.
Deberíamos darnos cuenta de que la meditación trasciende el esfuerzo, la práctica, los objetivos, las metas y la dualidad de liberación y no liberación.
La meditación tal como
te salga es siempre ideal, no hay necesidad de corregir nada. Puesto que todo
lo que surge es simplemente el juego de la mente como tal, no hay algo así como
una meditación satisfactoria, y no hay
necesidad de juzgar los pensamientos como buenos o malos.
Por lo tanto, sólo debemos sentarnos. Basta con permanecer en el propio lugar, en tu propia
condición tal como es.
Olvidando los sentimientos
de consciencia de sí mismos, no tenemos que pensar "estoy meditando".
Nuestra práctica debe ser sin esfuerzo, sin tensión, sin intentos de
controlar o forzar y sin tratar de llegar a ser "pacífica". Si
nos encontramos con que nos estamos perturbando de cualquiera de estas formas, dejamos
de meditar, y simplemente descansamos o nos relajamos un rato. Luego reanudamos nuestra meditación.
Si tenemos ‘experiencias interesantes’ ya sea durante o después de la meditación debemos evitar hacer algo especial de ellas. Pasar el tiempo pensando acerca de estas experiencias es simplemente una distracción y un intento de convertirse en algo antinatural. Estas experiencias son simplemente signos de la práctica y deben considerarse como eventos transitorios. No debemos tratar de volverlos a experimentar porque hacerlo sólo sirve para distorsionar la espontaneidad natural de la mente.
Si tenemos ‘experiencias interesantes’ ya sea durante o después de la meditación debemos evitar hacer algo especial de ellas. Pasar el tiempo pensando acerca de estas experiencias es simplemente una distracción y un intento de convertirse en algo antinatural. Estas experiencias son simplemente signos de la práctica y deben considerarse como eventos transitorios. No debemos tratar de volverlos a experimentar porque hacerlo sólo sirve para distorsionar la espontaneidad natural de la mente.
Todos los fenómenos son completamente nuevos y frescos, absolutamente únicos
y totalmente libres de todo concepto de pasado, presente y futuro. Ellos son experimentados en la
atemporalidad.
El flujo continuo de nuevos descubrimientos, la revelación y la inspiración
que surge a cada momento es la manifestación de nuestra claridad.
Debemos aprender a ver la vida cotidiana como mandala (símbolo de la
realidad) –las franjas luminosas de la experiencia, que irradian
espontáneamente a partir de la naturaleza vacía de nuestro ser. Los aspectos de
nuestro mandala son los objetos del día a día de nuestra experiencia de vida, moviéndose
en la danza o juego del universo. Por
este simbolismo el maestro interior revela el significado profundo y último del
ser.
Por lo tanto debemos ser naturales y espontáneos, aceptando y aprendiendo
de todo.
Esto nos permite ver el lado irónico y divertido de los acontecimientos que usualmente nos
irritan. En meditación podemos traspasar la ilusión de pasado, presente y futuro –nuestra experiencia se convierte en la continuidad del ahora. El pasado es solo un recuerdo poco fiable sostenido en el presente. El futuro es sólo una proyección de nuestras concepciones actuales. El presente mismo se desvanece tan pronto como tratamos de aferrarlo. ¿Entonces por qué molestarse con el intento de establecer la ilusión de un territorio sólido?
Esto nos permite ver el lado irónico y divertido de los acontecimientos que usualmente nos
irritan. En meditación podemos traspasar la ilusión de pasado, presente y futuro –nuestra experiencia se convierte en la continuidad del ahora. El pasado es solo un recuerdo poco fiable sostenido en el presente. El futuro es sólo una proyección de nuestras concepciones actuales. El presente mismo se desvanece tan pronto como tratamos de aferrarlo. ¿Entonces por qué molestarse con el intento de establecer la ilusión de un territorio sólido?
Debemos liberarnos de nuestros recuerdos y preconceptos de la meditación. Cada
momento de meditación es completamente
único y lleno de potencialidad. En
esos momentos seremos incapaces de juzgar nuestra meditación en términos de experiencias
pasadas, teorías o seca retórica hueca. Simplemente
sumergirse directamente en la meditación en el momento presente, con todo el
ser, libre de hesitaciones, aburrimiento o excitación, eso es Iluminación".