miércoles, 7 de marzo de 2012

Declinacion de la violencia, Paz ascendente



¿La (futura) Paz Perpetua?

Copiado de Perú Económico, Edición de Enero de 2012

El libro de divulgación científica más polémico de los últimos tiempos trae  buenas noticias: el hombre tiende a ser cada vez más pacífico

POR GEORGE SIMONS

En el 2012 tal vez no se publique un libro de divulgación científica tan intrincado y contraintuitivo como The Better Angels of our Nature: How Violence has Declined, del autor de bestsellers y profesor de Psicología de la Universidad de Harvard, Steven Pinker. En sus 848 páginas busca probar que los últimos 65 años han sido los más pacíficos en toda historia.  

En la comunidad científica y académica hay quienes lo recetan como lectura imperativa; pero otros critican su eclecticismo teórico y las ambigüedades metodológicas en sus cifras. Sin embargo, incluso quienes afirman que Pinker busca probar lo que él quiere no le restan mérito al titánico cometido de cuantificar diversas formas de violencia desde el paleolítico hasta nuestros días.

A continuación se describe la estrategia argumentativa, los aciertos y las ambigüedades de este nuevo bestseller sobre el declive mundial de la violencia narrado desde el enfoque de la psicología evolucionista.

Armazón táctica
La psicología evolucionista aplica los principios de la teoría darwinista y los conocimientos de la biología y la neurociencia al estudio de las funciones y los mecanismos fundamentales cognitivos y afectivos de la mente, forjados por el proceso de selección natural.

De acuerdo con las investigaciones del psicólogo evolucionista Jerome Barkow, las capacidades mentales, las inclinaciones, los deseos y las demás funciones de base habrían comenzado a formarse dos millones de años atrás durante el Pleistoceno. Pero desde hace unos 10,000 años, durante el Holoceno, las capacidades y funciones de la mente humana comenzaron a cuajar y operar de manera muy similar a sus formas actuales. Por entonces el hombre descubre la agricultura, se asienta en comunidades y surgen los primeros protoestados. Así, éste sería el primer giro determinante en el declive de la violencia.

En este contexto surge la doble intención de la estrategia argumentativa de fondo de Pinker. Primero repite un viejo adagio, pero a la inversa: todo tiempo pasado fue peor, es decir, fue más cruel y violento. En efecto, poco a poco se ha dejado de glorificar la muerte heroica, sea por la patria o por Dios. Su segunda línea argumentativa busca convencer al lector de que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial la historia humana entró en el período más pacífico jamás vivido en la historia.

Girando y recabando
Además de la creación de los estados, Pinker identifica otros cinco momentos que ayudaron a la civilización del hombre: (i) El Proceso de Civilización, que va desde 1200 de la Edad Media hasta la Edad Moderna, alrededor de 1700, período en que los pequeños ducados y ciudades se transforman en reinos, los cuales comienzan a administrar la justicia y a legislar el comercio en sus tierras; (ii) La Revolución Humanitaria, cuando se consolida la valía del individuo y emerge la filosofía de la Ilustración, abanderada de la libertad y la dominación de la naturaleza; (iii) La Larga Paz, en la cual argumenta que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial la violencia se vio restringida al tour de force de las dos potencias de la Guerra Fría; (iv) La Revolución de los Derechos, que sería una tendencia histórica con guerras menos frecuentes; y, finalmente, vi) La Nueva Paz, que vendría a ser la tendencia de la reducción de la violencia en la vida privada y pública de los individuos.

Para comparar los impactos de cada uno de estos giros históricos en el declive de la violencia, Pinker y un asistente sistematizaron ingente información: documentos arqueológico-forenses del Paleolítico, legislaciones penales y todo tipo de índices, como número de torturas públicas, homicidios, violaciones, discriminación, maltrato infantil y animal, corrupción, número de guerras sucedidas en una misma época, el número de muertos en conflictos armados, cuantificaciones de genocidios, informes sobre el impacto del comercio, etcétera.

Estadísticas del declive

Toda esta data es homogeneizada por medio de diversas técnicas estadísticas. Sobre todo utiliza las escalas logarítmicas para realizar comparaciones entre amplios períodos históricos en función de la población regional y/o mundial. Así, pues, Pinker sostiene que entre las seis tendencias históricas la más importante y duradera ha sido la formación de un Estado –con el resabio de que el Leviathan de Hobbes venció “al buen salvaje” de Rousseau–, cuya monopolización de la violencia y el crecimiento de sus funciones en la sociedad crearon la infraestructura administrativa y legal para el comercio tanto local como internacional (Gentle Commerce). Según Pinker, ello habría ocasionado que el  número de homicidios por cada 100,000 muertes entre 1200 hasta 1750 se redujera de 100 a 10 y de 10 a 0.1 en el 2000. Ello significa que actualmente por cada millón de muertes sólo una es atribuible a un homicidio, mientras que en la Edad Media por cada millón de muertes, 1,000 se atribuían a homicidios.

En cuanto al número de guerras, resulta sorprendente que los países europeos durante 600 años hasta 1945 hayan iniciado un promedio de dos guerras al año, número que –según Pinker– se habría reducido a cero en los últimos 65 años. Sin embargo, este período de paz ha pasado inadvertido debido a que el individuo actual recibe constantemente información masiva sobre todo lo que sucede en el mundo. No obstante, gran parte de la información en medios tiende a ser anecdótica y busca más captar la audiencia que ofrecer data objetiva. De ahí la titánica tarea de cribar estadísticamente información cuantificada sobre los índices de violencia.

Entre ángeles y demonios

En la segunda parte del libro, Pinker expone las nueve capacidades o funciones mentales evolutivas: la paz, la empatía, el autocontrol, la moral, la razón, el afán de dominio, venganza, sadismo y dos formas de violencia: la práctica y la ideológica. Así, la conducta del individuo surgiría de la interacción de estos nueve rasgos y de las circunstancias personales del individuo y su contexto sociocultural.

En este sentido, la “insociable sociabilidad”, frase acuñada por Kant, refleja las contradicciones y los problemas inherentes a las interacciones sociales en general, las cuales –según Pinker– tienen sus orígenes en la interacción de las capacidades o funciones mentales del hombre antes descritas. De este modo, la sociabilidad del hombre se ha tornado más pacífica gracias a las instituciones sociales y políticas surgidas precisamente como consecuencia de los seis giros antes descritos. Ejemplo de ello es el Estado, que si bien surge en el Holoceno, fue desarrollándose a lo largo de la historia, e incorporando nuevas fuerzas pacificadoras. De hecho, Pinker cierra el libro comentando las cinco principales fuerzas pacificadoras: el Estado, que monopoliza la violencia, administra la justicia y los recursos de la nación; el comercio, que bajo reglas de juego imparciales entre las partes habría dado como consecuencia que los incentivos económicos se traduzcan en nuevas formas de cooperación entre las partes (sean empresas o estados), más allá de las económicas. Una tercera sería el empoderamiento de la mujer, lo cual –según Pinker– incorpora mayor sensibilidad en los diversos ámbitos de la sociedad. Para Pinker, los hombres son por naturaleza más violentos que las mujeres.

Las dos fuerzas restantes serían las más importantes para Pinker: la expansión de la empatía, que Pinker denomina “The Expanding Circle”, y el incremento paulatino en la capacidad racional del hombre. Ambas se habrían ido retroalimentando, y ello se evidenciaría en la cultura escrita. Pinker sostiene que la empatía (función mental de orden afectivo) se habría propalado con el desarrollo de la cultura escrita y literaria –relacionado a las funciones cognitiva–, y ya en el siglo XXI se habrían difundido exponencialmente con Internet. El autor cita los experimentos del psicólogo social Daniel Batson, que demostraron que la empatía de un lector se hace extensiva no sólo hacia el escritor o el personaje del libro, sino también hacia el modelo o estereotipo de la persona que representa. Con herramientas como Internet y los factores cosmopolitas inherentes al proceso de globalización, se incrementa el “músculo” de la empatía entre personas de diversas culturas, países e incluso épocas distintas.

Advertencias

Este libro no es una investigación histórica propiamente dicha, ni pretende serlo. Sucede, pues, que el concepto no es transhistórico. Por ejemplo, los muertos en guerra Pinker los asume como actos de violencia, mientras que muchas culturas, durante miles de años, los percibían como actos de gloria. Por otro lado, cuando compara el número de muertes por cada millón de personas en la Edad Media versus la Edad Moderna, no toma en cuenta que el crecimiento poblacional durante todo ese período hace también más improbable que la violencia mantenga su alcance porcentual.

Otra crítica interesante es que la violencia también ha cambiado. Basta recordar los efectos climáticos devenidos de la contaminación de los países industrializados, que impactan más en países en vías de desarrollo. Tampoco menciona Pinker el nuevo rostro de las guerras del siglo XXI, que en lugar de suscitarse por diferencias políticas o ideológicas se dan por el control de zonas ricas en recursos naturales, sobre todo en países africanos.