Yongey Mingyur Rinpoché
Compuesto y editado a partir de material
traducido tomado de ‘The Wanderer’, sobre Mingyur Dorje Rinpoché, en Shambhala
Sun, March 2012, por Juan José Bustamante
"La práctica es lo más importante. Entre las prácticas, dominar la mente y la meditación es la más importante. Yo quiero
hacer eso, y yo quiero que hagas
eso."
Mingyur Rinpoché nace en 1975 en
Nepal, su padre es Urgyen Tulku, practicante de Dzogchén, –la enseñanza sobre nuestra Gran Perfección
original– y uno de los maestros más importantes del siglo XX. Sus tres
hermanos, Chokyi Nyima, Tsikey y Tsoknyi son maestros espirituales por derecho
propio.
Aunque reconocido por su
tradición como el sucesor de un antiguo maestro espiritual, desde la niñez estuvo
acosado por el miedo y la ansiedad. Le daba taquicardia y transpiración cuando
se encontraba en compañía de gente desconocida.
Cuando tenía seis años encontraba
un cierto alivio meditando en las cuevas alrededor de su pueblo. Pero cuando
salía de allí su ansiedad crecía en lo que en occidente se conoce como un trastorno
de pánico total.
En su desesperación le pidió a su
padre que le enseñara diversos métodos de meditación, pero aún así su miedo
persistía. Especialmente cuando iba a un monasterio importante a estudiar. Y
luego, según la usanza tibetana, a los doce años fue reconocido como sucesor
del anterior maestro en una gran ceremonia que duró horas, durante la cual
estaba constantemente por desmayarse.
Después pidió inscribirse en un
retiro de tres años, tres meses y tres días, y aunque podría pensarse que se
sentiría seguro en la reclusión entre los otros estudiantes, el primer año fue
el peor de su vida. Todos los síntomas de ansiedad se acentuaron: tensión
muscular, nudo en la garganta, mareos, y oleadas de malestar del pánico,
especialmente durante las reuniones colectivas de todo el grupo. Tuvo lo que se
llama en términos occidentales un colapso nervioso.
Allí tuvo la oportunidad de
escoger entre pasar los dos años restantes de su retiro avergonzado en su
habitación, o aceptar plenamente la verdad que había aprendido de sus maestros:
Que todos los problemas que estaba
experimentando eran más que nada hábitos erróneos de pensamiento y percepción.
Mingyur Rinpoché no escogió huir,
sino escogió ensayar lo que había aprendido de sus maestros, y sentándose con la mayor calma posible a observarse,
encontró finalmente que llegaba a ser capaz de darle la bienvenida a sus
sensaciones y malestares, casi fascinado por su variedad e intensidad. Era como
‘mirar a través de un caleidoscopio y notar como los patrones cambiaban.
Comencé a comprender, no intelectualmente, sino más bien en un modo experimental,
como las emociones y pensamientos que parecían abrumadores, eran en realidad
expresiones del infinitamente vasto e interminable poder inventivo de mi propia mente’.
Nunca tuvo otro ataque de pánico,
ni nunca flaqueó su sensación de auto confianza y bienestar. Eso no quiere
decir que no tenga altos y bajos. Es lo suficientemente cuidadoso como para
decir que no está iluminado, y que como cualquier ser humano está totalmente
sujeto a la gama completa de las experiencias humanas, incluyendo el extremo
cansancio, la cólera y el aburrimiento. Lo que es diferente es su relación con
esas experiencias, que ha cambiado permanentemente: ya no está más abrumado por ellas.
Así a pesar de ser muy joven llegó
a ser un maestro importante en el mundo budista, autor de dos libros exitosos,
y director de una red de centros budistas alrededor del mundo con cientos o
miles de estudiantes.
Su caso es especial. No estudió y
practicó la meditación tan sólo porque eso es típico de un joven al que se le
considera en su tradición espiritual como la sucesión de otro maestro famoso
anterior, sino que estudió y practicó porque lo necesitaba, desesperadamente.
Quiso encontrar una salida a un episodio doloroso de su vida.
En el año 2002 fue uno de los
meditadores avanzados invitados al Laboratorio Waisman de Imágenes del Cerebro
y la Conducta, de la Universidad de Wisconsin- Madison, donde científicos
estudian los efectos de la meditación en el cerebro. Se encontró que cuando se
medita en la compasión, el centro cerebral de la felicidad en el cerebro en los
meditadores experimentados aumenta entre 700 a 800 veces su actividad neural,
mientras que en el grupo de control que recién comenzaba a meditar aumentaba
sólo entre 10 a 15 por ciento. La meditación tiene el potencial de aumentar la
felicidad.
El Maestro con miedo que se entrega a la
inseguridad
Pero aquí viene lo más
interesante: Mingyur Rinpoché desapareció hace meses dejando atrás tan sólo una
carta diciendo que renunciaba a todo, para ser un yogi errante, sin llevar
dinero ni equipaje ni acompañantes, con sólo la ropa que llevaba puesta, viajando
solo y anónimamente de lugar en lugar, viviendo de la caridad de la gente, sin
contacto con su organización. ‘Por un
número de años mi entrenamiento consistirá en simplemente dejar atrás mis
conexiones, así que por favor no se perturben con mi decisión’. Les pidió a sus
estudiantes continuar practicando en su ausencia y no preocuparse de él. Antes lo
había organizado todo para no abandonar sus actividades sin responsabilidad,
pero todos creían que haría un retiro de reclusión, nadie sospechaba que sería
un retiro errante, y menos tan pronto. Si lo hubiese avisado, no lo habrían
dejado irse sólo y desprotegido.
No sólo se renuncia a las
comodidades. También a ser famoso, y sobre todo se renuncia al control sobre lo
que pueda pasarle a uno. Y es enseñar a la gente a repensar su relación
ordinaria con sus vidas y sus posesiones.
¿Qué significa esto? Para alguien
que ha sufrido de ansiedad, miedo y ataques de pánico, dejar todo atrás,
entregarse a la incertidumbre y renunciar a toda seguridad es graduarse con
honores, es haber superado todo eso. O de otro modo, es ser muy valiente…
Nota:
Revisar el libro gratuito sobre el tratamiento de la ansiedad, la agorafobia y los
ataques de pánico por la Dra. Clara Weekes, en nuestra página web:
http://www.perubudismo.org/Weekes-TratamientoAnsiedadPanicoAgorafobia.doc
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gratuitamente (también se puede imprimir). Revisar especialmente el Capítulo 4