domingo, 4 de noviembre de 2012

MANEJAR SUFRIMIENTO Y EMOCIONES CON TÉCNICA DEL ESPEJO Y SUS REFLEJOS




Los impulsos y malestares emocionales
pueden surgir y liberarse sin daño, 
con Inteligencia Emocional

Mientras uno está viviendo su vida, siempre está teniendo sensaciones, pensamientos, recuerdos e imaginaciones. Algunos causan agrado y otros desagrado, unos causan malestar y sufrimiento,  otros bienestar o malestar, y aún placer o displacer.

Este medio ambiente mental es como una sopa emocional, en la cual se entremezclan nuestras motivaciones, miedos y deseos más básicos, que incluyen todas nuestras experiencias buenas y malas desde que nacimos (en Oriente le llaman el karma), y esto se produce por lo general sin que nos demos cuenta, confusamente.

En este magma emotivo tiene su origen todo lo que decimos y hacemos, nuestras decisiones, pensamientos y hasta nuestros conceptos, ya que las emociones lo impregnan todo, y afectan hasta nuestras ideas, dándonos o quitándonos claridad y libertad.

A mayor claridad, más paz en la mente, por lo tanto más bienestar y estabilidad emocional.

¿Cómo lograr claridad emocional y mental? ¿Cómo manejar emociones y sufrimientos? ¿Cómo vivir más tranquilos y convertir  nuestra vida más productiva?

La Técnica del Espejo y los Reflejos puede usarse para darle más claridad y paz a nuestra mente. Es básicamente una técnica de Relajar el medio ambiente interno emocional, con el uso de una consciencia incrementada para poder darse cuenta de lo que está pasando dentro y fuera de uno.

El resultado de su uso puede posibilitar que las acciones sean más coherentes y que no hagan daño a nadie ni que nos hagan daño a nosotros mismos. Es un camino de Inteligencia Emocional.

Implica una tarea a largo plazo y otra a corto plazo. A largo plazo propone que vayamos cultivando en nuestra vida un estado de  relajar que se vuelva paulatinamente más profundo y habitual, que vamos construyendo con la meditación de Paz en la Mente, a fin de incrementar nuestra familiaridad con la consciencia, y así poder sostenerla más frecuentemente.

De manera más inmediata, en el corto plazo, podemos familiarizarnos con la Técnica del Espejo y sus Reflejos.

Nuestra mente aparente, cuando la podemos ver objetivamente, suele ser como un mar desordenado, movido por las fuerzas de nuestros deseos y aversiones, miedos y agresividades, y otras energías emocionales como celos, vergüenzas, etc. Son como las olas en la superficie del mar, con sus corrientes submarinas cargadas con todo tipo de peces.

Pero debajo de estas fuerzas superficiales, más profundo, está el fondo del océano, tranquilo y transparente, pero por lo general ignorado.

El fondo tranquilo del océano de la mente es como el Espejo. Y las olas y fuerzas submarinas de la mente, son como los Reflejos del Espejo.



Somos como el Espejo de la Mente, por el cual desfilan los Reflejos, apareciendo y desapareciendo, sin que tengamos que ser arrastrados necesariamente por ellos. El Espejo en sí mismo no se daña ni se hace mejor por el paso de los Reflejos, aunque no siempre sea fácil verlo así. Esa es una capacidad que se construye.

El Espejo es la Capacidad de Reflejar de la Mente, la Capacidad de Darse Cuenta, es la consciencia que conoce y siente. Los Reflejos son las fluctuaciones mentales y emocionales de nuestra memoria y espacio mental,  manipulaciones que se van configurado a través de la imaginación, la sensación o del pensamiento discursivo o lógico.

Por ello los Reflejos consumen el espacio libre de la mente (el Espejo), y nos producen sensaciones, buenas o malas. Pero son pasajeras, impermanentes, y fluctúan. Así como en este instante nos podemos sentir mal, también es cierto que antes nos podemos haber sentido bien, y es probable que esto termine y vuelvan a existir vivencias menos infelices. El Espejo es neutro, sin sensaciones inherentes, las que son sólo circunstanciales y relativas. Los estados de ánimo son cambiantes, aunque de momento parezcan abrumadores y que lo impregnan todo, igual que un Reflejo parece llenar todo el Espejo.

Pero si hacemos una pausa de un instante, podríamos ver que somos en verdad como el Espejo, no somos tan en realidad todos los Reflejos con los que continuamente nos identificamos y que suelen  hacernos daño de un modo o de otro. Somos una Capacidad de Reflejar, de Darnos Cuenta.

La Técnica del Espejo y los Reflejos consiste en mantener una consciencia clara de que somos como un Espejo, y que no somos verdaderamente los Reflejos, aunque así lo parezca. Uno parte de su experiencia más vital, de su propio paquete de dolor o malestar, su Reflejo particular, y de allí va deviniendo Espejo, a través de la práctica meditativa y del trabajo individual aplicado a la  vida.

Se trata de observar esa Capacidad de Reflejar, relativizando en cierta manera todo lo que se siente, apelando a otras sensaciones y experiencias. Es hacer espacio, para que las imágenes y emociones no se agolpen y no nos quiten del todo la lucidez, –lucidez sobre lo que está pasando. Es darse cuenta de los propios sesgos en el sentir y en el pensar, para que no se apoderen de nosotros. La observación con atención plena de esa Capacidad de Reflejar, suspende o debilita esas fuerzas y pulsiones interiores, materializada en costumbres de pensar en ciertas imágenes –a veces muy malas, permitiendo que surjan otras, más agradables y benévolas.

Ese es el recurso de darse un tiempo y un espacio de observación de la Capacidad de Reflejar, permitiendo que se recuerden y surjan imágenes más amables de algo que se haya experimentado en el pasado o aún que pueda suceder en el futuro, evocando algún reflejo hermoso y poderoso, incluso con manipulación de la imagen usada. Ese contrapeso por la evocación ayuda a la paciencia y permite imaginarse un futuro más abierto, más favorable. Es algo que todos hacemos aún sin darnos cuenta.

Y esto no es una evasión, es todo un trabajo de enfrentar lo que sucede con consciencia incrementada de nuestra Capacidad de Darnos Cuenta. Es reconocer que tengo el sesgo de la angustia, por ejemplo, y relajarme delante de él.

Así se descubre que la mente como Espejo es un lugar muy amplio, en el cual uno puede darse cuenta que todo lo que está pasando puede  relativizarse, que no tiene tanto peso como parecía, que podría no ser más que una construcción emocional. Hoy es así, pero el mañana traerá otras labores y recompensas. Hay más!

Lo cual no le quita necesariamente valor a los Reflejos mismos, que son parte del Espejo, a los cuales hay que integrarlos en una visión más completa, para no fragmentarse en una dualidad ni conformista ni indiferente ni ansiosa.

Al contrario, las emociones o Reflejos tienen su propio valor: revelarnos al Espejo. Y ser una expresión de la riqueza de la experiencia humana, a la cual no hay necesariamente que renunciar sino más bien de integrar inteligentemente en un todo orgánico, coherente y armonioso.

Esta visión puede ser interesante y hasta convincente, pero necesitamos ser capaces de poder sostenerla, de estar tan familiarizados con ella que sea algo que surja y funcione por sí misma, natural y espontáneamente, sin necesidad de estar recordándola y aplicándola artificialmente.

Que sea algo que surja naturalmente, en vez de nuestros hábitos de identificación con las emociones más burdas. Más bien implicaría un refinamiento de emociones y acciones, que use el karma a favor y no en contra, viviendo más feliz y  conscientemente.

Familiarizarse con la Técnica del Espejo y sus Reflejos será nuestra práctica corporal, emocional y mental.