viernes, 4 de diciembre de 2015

RETIRO ERRANTE: MAESTRO BUDISTA DEAMBULA CUATRO AÑOS SÓLO Y SIN DINERO


En una exclusiva primera entrevista publicada por la revista The Lion’s Roar el 27 de Noviembre de 2015, Mingyur Rinpoche revela lo que sucedió durante sus cuatro años como un yogi errante.

Ya en marzo de 2012, The Lion’s Roar (antes Shambhala Sun) publicó “El Errante” ("The Wanderer"), sobre los planes secretos del maestro budista tibetano Yongey Mingyur Rinpoche de desaparecer y pasar lo que serían cuatro años de largo retiro errante (traducido al castellano por este blog el 21 de Marzo del 2012 –ver etiqueta Pánico). A principios de Noviembre del 2015 llegó la noticia de que había regresado. Entrevista exclusiva, realizada por estudiantes de Mingyur Rinpoche inmediatamente después de que reapareció:

Rinpoche, qué le dio la idea de hacer este tipo de retiro errante, viviendo en las calles con los ascetas sadhus de la India y meditando en cuevas en los Himalayas?

Yo ya había hecho un retiro tradicional de tres años, pero desde pequeño había tenido un fuerte deseo de hacer una especie de retiro errante. Me gustan las montañas, me gustan las cuevas, y he estado muy inspirado por los grandes meditadores del pasado y algunos de mis propios maestros, como Nyoshul Khen Rinpoche, que han hecho retiros como este.

¿Por qué no le dijo a nadie lo que estaba planeando hacer?

Mi padre, Tulku Rinpoche Urgyen, me dijo que él había querido irse y hacer un retiro solitario errante como este. Pero cuando trató de hacerlo, sus estudiantes le pidieron regresar a su monasterio y sus profesores le animaron a quedarse allí. Él me dijo que si yo realmente quería hacer esto, no debería decirle a nadie sobre esto. Él dijo: "No se lo digas a nadie lo que has estado haciendo hasta que vuelvas".

 ¿Qué se siente de pasar de ser un importante maestro budista que vive en la comodidad de un monasterio a ser un asceta (sadhu) anónimo, como los yogis hindúes ascéticos que mendigan y viven en la calle de la India?

Yo tenía una fuerte determinación de estar en las calles, pero fui ingenuo en pensar que podría vivir en las calles de inmediato. Me tomó un tiempo. Renunciar a mi identidad como un monje era otra cosa, y por supuesto que también tuve que dejar ir mi deseo de comodidad, comida y las necesidades básicas de la vida, incluso el deseo de estar a salvo. Fue una buena manera de practicar mi meditación de dejar ir.

 ¿Cuál fue la mejor experiencia que tuvo?

En realidad, fue una experiencia cercana a la muerte que tuve en Kushinagar, el lugar sagrado  donde el Buda murió, poco después de que empecé mi retiro. Me puse muy enfermo con vómitos y diarrea, y una mañana mi salud estaba tan mal que yo estaba seguro de que iba a morir.

Cuando me enfermé, sentí como que pasé a través como de una pared de sólido apego a mi cuerpo, mi comodidad, mis hábitos de monje, e incluso la idea de ser Mingyur Rinpoche. Poco a poco lo dejé ir, lo solté, solté, solté. Al final, incluso me dejé a mí mismo. Pensé: "Si voy a morir, está bien. Si voy a morir, no hay problema". En ese momento, ya no tuve ningún miedo.

Tuve una especie de disolución, como lo llaman en los textos, y perdí contacto con mi cuerpo físico por completo. Luego tuve una experiencia maravillosa. No había ningún pensamiento, ninguna emoción, ningún concepto, ningún sujeto ni objeto. La mente era clara y despierta, como un cielo azul con el sol brillando, transparente y que todo lo penetra. Es muy, muy difícil de describir. No puedo realmente ponerlo en palabras.

Entonces en un momento dado tuve el pensamiento: “Está bien, este no es el momento para mí de morir”. Esto de alguna manera estaba relacionado con la mente de compasión. Entonces pude sentir mi cuerpo otra vez y abrí los ojos. Me puse de pie para conseguir un poco de agua y de repente perdí el conocimiento y me desplomé. Me desperté en una clínica local, donde se me administraba glucosa por una vía en el brazo. Al día siguiente, me recuperé y salí de la clínica.

¿Qué pasó después?

Después de esta experiencia, mi mente se sentía muy fresca, y mi meditación realmente mejoró. Pude apreciarlo todo. Toda resistencia se había ido, y me sentí como uno con el medio ambiente. Podía seguir en las calles y regocijarme en todo. No me enfrenté a grandes problemas después de eso.

¿Cómo fueron los años restantes de su retiro?

En los veranos me iba a los Himalayas, a los lugares de peregrinación budista como Tso Pema y Ladakh, y en el invierno me gustaba bajar a las llanuras y pasar mi tiempo en lugares sagrados hindúes y budistas en la India y las planicies bajas Terai del Nepal.
La mejor parte fue poder viajar libremente, sin ningún compromiso u horario. Fue una completa libertad, como un pájaro que vuela en el cielo. Por supuesto, no es que no tuviese miedo. Yo estaba en las calles, y a veces se me acababa el dinero. Mendigaba, y la gente me daba un poco de dinero o comida. Otras veces me decían simplemente desaparece.

Mantuve mi práctica de meditación muy simple. No hacía ningún gran ritual, y sólo llevaba un par de textos conmigo. En algunas cuevas, ni siquiera tenía un altar o una imagen del Buda. Era muy simple.

Ahora que está de vuelta, ¿cómo cambiará esta experiencia su forma de enseñar?

Quiero enseñar en un estilo más vivencial –no simplemente la meditación y la práctica, sino también el comportamiento y la conducta. Visión, meditación y conducta –los tres juntos son muy importantes. Tal vez en el pasado he puesto más énfasis en la visión y la meditación. Ahora quiero hacer hincapié en cómo la meditación puede transformar nuestra vida día a día. El intelecto, el corazón y el comportamiento –los tres juntos.

Siento que la felicidad se encuentra en realidad en el aprecio y la alegría. Todo es un despliegue de la claridad, el amor y la sabiduría. Esto se relaciona con la visión principal del budismo Vajrayana: que todos somos budas. Esta naturaleza iluminada no está sólo dentro de ti. Está en todas partes. Puedes verlo y apreciarlo. Esa es la principal causa de la felicidad –la gratitud y el aprecio.

Este retiro errante ha sido el mejor tiempo de mi vida. Yo había estado meditando durante muchos años, y por supuesto era considerado un profesor de meditación, pero todavía tenía un  orgullo sutil, un ego sutil. Ahora, a través de esta experiencia, siento que soy libre como un ave volando alto en el cielo. Soy libre y puedo volar por todas partes.


(Eso no quiere decir que yo pueda volar, ¿de acuerdo? ¡No creo que pueda volar!)

Traducido por Juan José Bustamante