domingo, 28 de diciembre de 2014

LECCIONES SOBRE LA FELICIDAD DEL HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO


Investigadores de la Universidad de Wisconsin han apodado el monje francés del budismo tibetano y genetista molecular Matthieu Ricard “el hombre más feliz del mundo”. Durante la última década más o menos, a instancias del Dalai Lama y neurocientíficos destacados en el campo de la neuroplasticidad, Ricard se ha unido junto con muchos otros practicantes de meditación avanzados a la investigación sobre el efecto en el cerebro del entrenamiento mental y la meditación.

También meditadores “novatos” han participado en esos estudios comprometiéndose a un relativamente modesto compromiso de tiempo de 30 minutos de meditación al día durante tres meses.

En ambos casos, los resultados del estudio han indicado que la meditación regular puede producir cambios en la función y estructura del cerebro cualquier persona, lo que es un descubrimiento alentador en sí mismo.

Sin embargo, lo que hace que el caso particular de Ricard más notable es que cuando los investigadores conectaron 256 sensores sobre su cráneo mientras él practicaba la meditación de compasión, se mostró un mayor nivel de rayos gamma que nunca se había registrado antes –que estaba asociado a la atención, el aprendizaje y la memoria, y a la consciencia. Además, imágenes por resonancia magnética revelaron que Ricard experimentó niveles extremadamente altos de emociones positivas y un nivel insignificante de emociones negativas.

Así que tal vez vale la pena escuchar a Ricard, que se formó como biólogo celular en Francia, luego se trasladó a la cordillera del Himalaya en 1972 para estudiar el budismo, y ver qué tiene que decir sobre el tema de la felicidad.

1. La felicidad es un trabajo interno. Según Ricard, “La felicidad es un estado de plenitud interior, no la satisfacción de los deseos inagotables de las cosas externas”. En otras palabras, no es la casa, el coche, o la relación perfecta lo que produce la verdadera felicidad. Incluso si tales situaciones producen un placer momentáneo, en algún momento las cosas podrían cambiar, haciéndola una situación precaria por cierto. Como explica Ricard, “Si se permite que las circunstancias exteriores determinen nuestro estado de ánimo, entonces por supuesto que se va a sufrir; uno se  vuelve como una esponja, o como un camaleón”.

2. La felicidad también puede abarcar otras emociones que comúnmente asociamos con molestias, como por ejemplo la tristeza y la compasión (acompañar a otros en su padecimiento para darles paz –Dar paz da felicidad). Ricard cree que la verdadera felicidad depende en gran medida del desarrollo de la paz y la fuerza interior, el amor altruista, y la paciencia. Como resultado de ello, vamos a estar más en sintonía con las necesidades apremiantes de las otras personas. “La tristeza no es incompatible con la felicidad, porque la felicidad es un sentimiento complejo, no es sólo una sensación agradable. La tristeza puede ayudar a sentir  compasión. Incluso cuando se está triste por la situación de otras personas, se puede seguir haciendo cosas maravillosas por ellas”.

3. La felicidad puede ser nutrida mediante el no enredarse con nuestras propias emociones tóxicas. Ricard dice: “La ira es una emoción destructiva, que nos reduce a ser como títeres de ella”. En lugar de identificarse con la ira, debemos reconocer que no somos la ira, así como sabemos que las nubes no son el cielo. “No sólo se debe suprimir el enojo, pues si lo hacemos nos convertiremos en una bomba de tiempo. En vez de eso, le ponemos atención a la ira –o a cualquier emoción destructiva­– y relajándonos dejamos que se desvanezca. Cuando se deja de alimentar un fuego, éste se apaga lentamente”.

4. La felicidad puede ser desarrollada a través de la meditación y el entrenamiento mental. Junto con muchos otros investigadores en el campo de la neuroplasticidad (el estudio de cómo el cerebro tiene la capacidad de cambiar toda la vida, basado en la observación científica de las experiencias y el comportamiento humano), Ricard cree que cualquiera puede entrenarse hacia una mayor felicidad a través de la meditación: “La meditación no es sólo sentarse a buscar un poco de alivio. Cambia completamente tu cerebro”. Sin embargo, dice Ricard, “La felicidad es una habilidad que requiere tiempo y esfuerzo”. Él recomienda varias maneras de entrenar la mente, como por ejemplo la meditación de reducción del estrés basado en la atención, un curso que ahora se enseña en todo el mundo.

5. La felicidad se encuentra a través de ayudar a los otros. Ricard reconoce que nuestra felicidad no es inmune a los acontecimientos externos, pero la verdadera felicidad nos permite responder de manera efectiva. “A diferencia del placer, la felicidad genuina puede estar influida por las circunstancias, pero no depende de ella. En realidad, nos da los recursos internos para afrontar mejor esas circunstancias. “No estamos desconectados de la realidad meditando un rato en alguna montaña (o en nuestra sala), alejados de los acontecimientos del mundo. En cambio, si está profundamente arraigada en la realidad de todos los días, la felicidad durable nos mueve a actuar y a tomar las medidas adecuadas. Dice Ricard, “La razón última de la meditación es transformarnos a nosotros mismos con el fin de ser más capaces de transformar el mundo”.

Traducido del artículo “Lessons from the happiest man on earth” de la Psicóloga Rachel Fintzy, MA, MFT, publicado en la página de Psicología psychcentral.com