sábado, 19 de mayo de 2012

DIFERENCIAS ENTRE MEDITACIÓN Y CONTEMPLACIÓN




La Meditación es poner atención a lo que está pasando, a lo que se está sintiendo y pensando.

La Contemplación es poner atención a la Consciencia que se da cuenta de lo que está pasando, de lo que se está sintiendo y pensando.

Para explicar la diferencia se usa el símil del espejo o la esfera de cristal. Un espejo o cristal –análogo a la Consciencia,  refleja todo lo que se le pone delante –produce reflejos, análogos a los pensamientos, las sensaciones y emociones, es decir todo lo que surge o aparece en la mente cuando vivimos, pero no se daña ni mejora con lo que refleja. El espejo o cristal es la consciencia, los reflejos son los surgimientos. La Meditación es conocer los reflejos y estar cómodo con ellos, la Contemplación es conocer el espejo o cristal, ser el espejo o cristal, no perturbarse por los reflejos.

La Meditación es conocerse, usando la mente eficientemente, a fin de que se sienta cómoda. Con la meditación logramos aliviar el sufrimiento, usando las variadas técnicas y actitudes meditativas, como la relajación corporal, emocional y mental, el soltar las resistencias y la apertura. Sin embargo cuando no estamos en meditación y se carece aún de familiaridad con dicha actitud, volvemos a caer en estados de tensión, ansiedad, depresión, miedo, ira, envidia y orgullo. Es decir angustia y obscurecimiento mental. Habrá agitación e infelicidad.

Para la Meditación nos ejercitamos en usar la mente –nuestra mente ordinaria, para comenzar a conocer a esa desconocida, a llevarnos bien con ella, calmarla y darle claridad, dándole habilidades que no teníamos. Propiciamos con ciertos métodos que los pensamientos y emociones se calmen, por lo menos temporalmente.

Con la Contemplación tratamos de ir más allá de la mente ordinaria, más allá de la causa y el efecto –el karma, hasta llegar a conocer la verdadera naturaleza de la mente, la Consciencia. En ella los pensamientos y emociones surgen y se desvanecen por si solos, sin dejar huella –se auto liberan.

La Consciencia es la base o estado natural de todo ser viviente, es nuestra naturaleza más profunda, que nunca se daña con el sufrimiento, y que por otro lado no tiene necesidad de mejorar porque ya es perfecta. Sin embargo esta Consciencia, aunque la usamos todo el tiempo para todo, nunca la advertimos, porque estamos muy ocupados percibiendo con ella lo que está pasando, lo que se está sintiendo y pensando.

Cuando conocemos la Consciencia nos damos cuenta que es perfecta: Es pura potencialidad –espacio abierto lleno de capacidades latentes, pura inteligencia y capacidad de darse cuenta (awareness), expansión ilimitada y cálida. Conocerla es un gozo, pues ya no habrá  condicionamientos ni límites, y podríamos estar en capacidad de aceptar el dolor inevitable, y no desarrollar el sufrimiento opcional.

Nuestra cultura materialista y excluyente nunca ha privilegiado el conocimiento de la Consciencia, sino el conocimiento del mundo, de la naturaleza más exterior, y tan sólo muy recientemente hay un interés incipiente en saber qué pasa en nuestro interior, cuál es la relación entre la mente y el cerebro (neurociencia), por qué no somos felices, por qué nos enfermamos. La consciencia –entendida ordinariamente, nunca ha sido objeto de la investigación científica, sino hasta hace algunos pocos años. En oriente ha habido una cultura de la Consciencia por lo menos desde hace cinco mil años, y específicamente hace 2,600 años en el Budismo.

Algunas notas sobre la Contemplación

Está presente el reconocimiento de lo que verdaderamente es la mente, pero eso no es un pensamiento, sino simplemente presencia mental.

No debe haber juicio, no se debe seguir el pensamiento. Si se siguen o crean los pensamientos, quiere decir que se está en el juicio, no en pura presencia. Estar en el pensamiento mismo, sin el juicio. Advertir los pensamientos pero sin hacer juicios. Es una presencia sin juicios —a esto se le llama presencia pura.

Esta presencia del reconocimiento no debe faltar, sino la meditación puede hundirse en un estado adormecido. Al comienzo hay una intencionalidad, luego es natural.

Se trata de un estado natural, con total espontaneidad, que se reconoce sobre todo cuando hay movimiento. Mientras más pensamientos hay, más ocasión de reconocer la presencia como manifestación de la sabiduría. Simultáneamente se puede reconocer el estado de quietud.

Es reconocer que en el fondo, los tres estados están al mismo nivel, sin dualidad:
Calma es movimiento, Movimiento es quietud, y la contemplación es puro reconocimiento del propio estado natural, presente en ambos.