sábado, 25 de agosto de 2012

CÓMO CALMARME CUANDO NO PUEDO CALMARME —Cómo meditar cuando no puedo meditar




“Tengo tantos problemas que no puedo meditar”. Hay momentos tan alterados que uno no puede ni se le ocurre meditar.  Afortunadamente hay maneras de manejar crisis y aburrimientos que no implican grandes o largos esfuerzos.

Podemos entrenarnos en hacer pausas, meditaciones de un instante, muy cortas, cuando no podemos intentar sesiones largas ni tenemos el tiempo, y que incluso podrían aburrir si no se consiguen resultados inmediatos. A veces perdemos toda la lucidez, y allí sería bueno contar con formas de auto recuperación más rápidas y eficaces.

“Cómo quieres que me calme con esta ansiedad”. Justamente puedes aliviar esa angustia aprendiendo a no alimentarla, a incluirla en vez de luchar con ella.

“Ni se me ocurre”. Nos falta familiaridad con el alivio, ni siquiera sabemos que podemos aliviarnos de este malestar. La calma no va a surgir milagrosamente si no haces algo para que aparezca; eso se puede entrenar.

En un instante podríamos cambiar la actitud y por tanto la sensación de malestar de ciertas experiencias. ¿Qué hacer cuando haya insomnio? ¿O cuando haya  ansiedad social? O procastinación.

Podemos practicar instantes de meditación en medio del tráfico, de una congestión de vehículos, sobre todo cuando uno está apurado, delante de un semáforo en rojo. Incluso cuando caminamos paseando podemos disfrutar más del medio ambiente, de la naturaleza y del ejercicio. Por ejemplo podemos tener una actitud más libre y descansada cuando se hacen compras en el supermercado o el mercado, o aún en un centro comercial.

Como sentir rabia es tan desagradable, llega a hacerse una necesidad reemplazarla con una actitud meditativa y compasiva. La cólera que sentimos en una discusión doméstica o laboral, o ante una injusticia, nos hace daño y hasta nos enferma. Incluso cuando comemos podemos alimentarnos con más placer, más sanamente, con cantidades y comidas que no se conviertan en gordura o enfermedad. Y cuando nos vamos a dormir, podemos descansar con mayor calidad, con mayor felicidad.

Es válido buscar modalidades terapéuticas de la meditación a fin de aliviar la ansiedad y la angustia, que son formas dolorosas de sufrimiento, aunque la meditación en sí tenga fines más amplios que tan solo calmarse. Y es a través de este acercamiento gradual que se van encontrando respuestas a preguntas existenciales más hondas, según se vaya necesitando. Insensiblemente se irán cambiando conductas, conceptos, y estados de malestar por otros de bienestar.

Llegar a calmarse en ocasiones en las que antes uno no podía calmarse es un alivio y una bendición.